In Artes Visuales, Diseño

Por: Sandrine Ortega (@sandrineortega_)

El colectivo peruano Carga Máxima nos trae su amor por la gráfica popular peruana y nos demuestra que el arte popular es digno de las mayores galerías del mundo.

Alinder Espada y Azucena del Carmen Cabezas son sin duda de esas personas de las que no te olvidas. Humildes, divertidos y con una vocación por la gráfica popular peruana que, según transmiten, nunca abandonarán. Juntos formaron el colectivo Carga Máxima de Lima, ciudad en la que viven. Actualmente se encuentran en la Ciudad de México para presentar su nueva exposición Carga Máxima y su Estilo Chillante. Letras a Puro Pulso, en el Centro Cultural Autogestivo El 77. Una unión de esfuerzos independientes hecha con pasión para conseguir algo: hacer de una exhibición chiquita algo muy grande.

Alinder y Azucena iniciaron su trabajo de investigación en este tema en el año 2010 y cuatro años más tarde fundaron Carga Máxima. En ese tiempo, se dieron cuenta de que sus intereses se unían con sus raíces, ambos hijos de padres andinos. Alinder que desde los 12 años rotula camiones familiares, dice: “La gráfica popular juntaba nuestros intereses en la pintura y en el diseño. La gráfica de Lima tiene que ver con la identidad. Yo, por ejemplo, miré hacia la ciudad de donde soy, Barranca, el rotulado que se hacía para los camiones, los buses, los negocios. Se relaciona mucho con la música y es una parte más directa que me une a lo que se dedicaba mi familia, al huayno con arpa que es un género popular de allá. Su estética se relaciona también con la de la chicha peruana. Fusionando todo esto, el rotulado, la gráfica, las frases de la calle, la música y la familia surgió Carga Máxima”.

Carga Máxima es un nombre que deriva de las partes más rurales de Perú. A los camiones que iban de la provincia a la ciudad se les obligaba a escribir en una parte visible de su carrocería la carga máxima que podían soportar en toneladas. Gracias a eso existen pintores de letras, quienes también pintan negocios, puestos ambulantes, kioscos de la calle y autobuses. A todo ese estilo de gráfica se le llama carga máxima, una gráfica que tiene diferencias con las que tenemos aquí en México, según Azucena: “La principal diferencia es que el color flúor viene del Caribe Sur. Es un color muy constante en esos lugares y muy alegre. En los Andes los colores son más neutrales. Pero, ¿qué pasa en Lima? Que en Lima se fusiona lo tropical y lo andino. Es una ciudad que tiene de la selva y de los andes. Así que la gráfica nuestra tiene más ese color flúor y además un horror vacui que viene de los tejidos andinos, de llenar y llenar y no dejar un descanso para los ojos”.

Alinder y Azucena también darán talleres en nuestra ciudad. El último será el día 23 y será el único abierto al público. Después de la Ciudad de México y de otras ciudades de la República, irán a Madrid en mayo. Este movimiento corresponde con el auge y la reconsideración de la estética gráfica peruana en el mundo del arte contemporáneo y en el circuito mundial. “Ha habido una reconsideración del arte gráfico popular peruano. Siento que los artistas contemporáneos siempre están en la búsqueda de expresar su alma, de ser muy personal, de ser abstracto, de ser galáctico. No miran hacia fuera, solo quieren mejorar algo o trabajar con algo que está inconcluso o que ellos van a descubrir desde cero. Pero la gráfica popular está ahí tal y como es día a día. Ahora hasta los mejores restaurantes de Lima nos están pidiendo cuadros así para sus negocios”, explica Azucena.

Pero lo cierto es que la gráfica popular responde a unas necesidades. La carga máxima habla también de la gente trabajadora que al no poder pagar un rótulo digital para sus negocios, lo pintan ellos mismos. Esta solución a las necesidades básicas del pueblo son las que Carga Máxima quiere ensalzar. Un tipo de arte popular que une a las personas y que a ellos, dentro de los primeros días en nuestro país, ya les ha proporcionado una red de amistades, como el señor de la cerrajería que han intervenido en Abraham González, a una cuadra de la exhibición. Dicen que ahora les saluda y les agradece su trabajo. Esta es la verdadera pasión y vocación de estos chicos. Acercarse a la gente de los lugares que visitan y ayudarles a decorar sus vidas y mejorar sus negocios, a la vez que como dicen, “dan a conocer por el mundo la gráfica chillante de la Carga Máxima”.

 

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